Diego Morales (España) En Sevilla, Diego Morales, exmúsico frustrado, encontró en las tapas de botella un nuevo instrumento: las usaba para crear móviles sonoros y esculturas cinéticas. Al principio, las recolectaba gratis en fiestas populares; después, bares le pagaban por retirarlas. Sus obras, hechas con miles de tapas pintadas a mano, se exhibieron en galerías de Madrid, París y Nueva York. Una de ellas se vendió por 15,000 euros. Con ese capital, abrió un estudio de arte sostenible y empleó a otros artistas marginados. Diego no solo se hizo económicamente estable, sino que revitalizó el concepto de “basura sonora”. Hoy da talleres en escuelas y ha publicado un libro sobre arte con residuos. “La música no está en la nota, sino en el gesto de rescatar”, afirma. Su riqueza es creativa, pero también muy tangible.
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