Tomar una ducha o baño matutino Darse una ducha al despertar es un hábito profundamente arraigado en muchas sociedades, especialmente en climas cálidos o entre personas con trabajos físicos. El agua elimina el sudor nocturno, activa la circulación y, sobre todo, despierta el sistema nervioso mediante el contraste térmico. Una ducha fría, en particular, estimula la producción de noradrenalina, mejorando el estado de alerta y el ánimo. En países nórdicos o rusos, baños fríos o en saunas matutinas forman parte de tradiciones de resistencia y purificación. En otras regiones, como Medio Oriente o el sudeste asiático, el baño matutino también tiene connotaciones religiosas o de limpieza ritual. Más allá de la higiene, es un momento de intimidad y transición: bajo el agua, muchas personas planean su día, cantan o simplemente respiran. Aunque consume agua y tiempo, su poder revitalizante lo convierte en un lujo diario que millones consideran esencial para sentirse "listos" para el mundo. Es, en esencia, un renacimiento diario.
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